En una de mis plazas de garaje hay un hueco que no sirve para casi nada, a excepción de permitir que las puertas del coche abran a tope. Y llevaba tiempo pensando en adecuarlo para darle algo de desahogo a mi rebosante trastero convencional.
Lo primero de todo fue pedir permiso a la comunidad de vecinos. Aunque la plaza de garaje sea mía, el hecho de cerrar ese pequeño hueco puede herir la susceptibilidad de algún propietario, y no está de más pedir un permiso que es raro se te deniegue.
Lo primero de todo fue pedir permiso a la comunidad de vecinos. Aunque la plaza de garaje sea mía, el hecho de cerrar ese pequeño hueco puede herir la susceptibilidad de algún propietario, y no está de más pedir un permiso que es raro se te deniegue.
A partir de ahí, los diferentes momentos de la mini-obra. Por supuesto, he contado con la insustituible ayuda de mi padre, que aunque a regañadientes, siempre se apunta.
En primer lugar, y antes de que hubiera nada que estorbase, me dediqué a colocar unas barras para estantes que permiten mover las baldas según tu conveniencia en cada momento.
Luego, adquirí un tubo cuadrado, de 80x80mm, que serviría como base para la persiana, garantizando un lugar perfectamente plano para su asiento, así como una base elevada, que protegerá al interior de bichos, polvo, agua, etc.
Dicho tubo, normalmente de 600 mm de longitud, hubo que cortarlo a la medida concreta, de unos 250mm, para encajarlo en el lugar donde iría la persiana.
Por supuesto, se le dio una capa de minio protector, para posteriormente, pintarlo de un blanco inmaculado.
Luego vino la instalación, por profesionales, de la persiana, de lamas de aluminio con cerradura incorporada. En mi caso, la instaló Persianas Badajoz.
Posteriormente, con la persiana ya instalada, se montó un pequeño suelo elevado. De esta forma, se protege el interior, y se le da una superficie fácilmente limpiable e impermeable.
Se construyó colocando unos resillones de 7 cms de grosor, rellenando con cemento, y alicatando posteriormente con un resto de azulejos blancos encontrados en un almacén de construcción local. Luego se le cogen las juntas con lechada blanca, y perfecto.
Se construyó colocando unos resillones de 7 cms de grosor, rellenando con cemento, y alicatando posteriormente con un resto de azulejos blancos encontrados en un almacén de construcción local. Luego se le cogen las juntas con lechada blanca, y perfecto.
Y para el final, la instalación de las diferentes baldas. Con el sistema adquirido, podemos ir quitando o poniendo más baldas, o cambiar la distancia entre las mismas, en función de las necesidades actuales y futuras.
Hay que hacer constar que una balda está reforzada con un perfil en L de 35 mm. Es la balda central del armario, y está rodeada de dicho perfil, y atornillada a dos de las paredes. Su razón de ser es la de soportar mayores cargas, así como de servir de tope para la persiana por si alguien la empujara para sacarla de sus guías.
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