En una de mis plazas de garaje hay un hueco que no sirve para casi nada, a excepción de permitir que las puertas del coche abran a tope. Y llevaba tiempo pensando en adecuarlo para darle algo de desahogo a mi rebosante trastero convencional.
Lo primero de todo fue pedir permiso a la comunidad de vecinos. Aunque la plaza de garaje sea mía, el hecho de cerrar ese pequeño hueco puede herir la susceptibilidad de algún propietario, y no está de más pedir un permiso que es raro se te deniegue.
Lo primero de todo fue pedir permiso a la comunidad de vecinos. Aunque la plaza de garaje sea mía, el hecho de cerrar ese pequeño hueco puede herir la susceptibilidad de algún propietario, y no está de más pedir un permiso que es raro se te deniegue.
A partir de ahí, los diferentes momentos de la mini-obra. Por supuesto, he contado con la insustituible ayuda de mi padre, que aunque a regañadientes, siempre se apunta.
En primer lugar, y antes de que hubiera nada que estorbase, me dediqué a colocar unas barras para estantes que permiten mover las baldas según tu conveniencia en cada momento.