Un año más llega el verano a Extremadura. Y un año más, se presume caluroso.
Por eso, tengo la costumbre de extender un rollo de césped artificial, cuyo proceso de corte y montaje ya comenté en una entrada anterior en la terraza de mi casa. Este césped lo riego a diario, incluso dos veces, para mantener la casa algo más húmeda y fresca por efecto de la evaporación. Todo gracias a que la terraza no vierte a la calle, sino a un desagüe:
Pero ese agua, mantenida los meses de verano de forma artificial, y en invierno, de forma natural, hace mella en las guías de mi desagüe, que necesita ser reparado cada dos o tres temporadas:
Este año, como en años anteriores, he decidido complicarme poco. Por ello, rasparé el óxido de mayor tamaño con una simple espátula, para luego darle una no, sino dos capas de pintura directo al óxido.