Últimamente estoy muy sensibilizado en el tema de la seguridad en el hogar. Si lees las noticias, se puede ver que se siguen dando los robos en domicilios, y aunque en mi casa poco (o nada) se iban a llevar, la sensación de encontrar tu hogar revuelto, creo que no debe ser demasiado agradable.
Así, que me he puesto a investigar un poco por internet, y resulta que abrir la puerta de una casa es (relativamente) fácil, debido a que no se lo ponemos demasiado difícil a los amigos de lo ajeno.
Uno de los puntos débiles de toda puerta (por muy acorazada que sea) es el bombillo de la cerradura o cilindro. Tradicionalmente, los ladrones han atacado estos cierres por su exterior, empleando para ello grandes alicates o llaves grifas, con las que fracturar el cierre y extraerlo para, después, manipularlo con un destornillador y abrir la puerta, sin ruidos y sin esfuerzos.
Para evitarlo, se empezaron a colocar escudos de seguridad, como el que tengo en la puerta de mi casa, que evitan que se pueda amordazar el bombillo para su destrucción:
Los tornillos de sujeción, ocultos, atraviesan toda la puerta, y se accede a ellos por la parte interior, tras desmontar el embellecedor:
Pero con lo que no contaron los fabricantes, es que los ladrones además de ser (en algunos casos) listos, tienen mucho tiempo para ingeniar nuevas formas de ataque. Si se coloca un escudo como el anterior, en vez de atacar el cilindro por su exterior (el escudo lo protege fielmente), se le ataca frontalmente, y se emplea un pequeño taladro y un extractor.