No me aventuro normalmente a escribir sobre temas intangibles, sino que prefiero hablar sobre las cositas que me gustan y que normalmente hago con mis manos. Es por eso lo de mis enredos y mis actividades que dan título a este humilde blog.
Sin embargo, y desde el principio, dejé hueco también a mis pensamientos. Creo que la oportunidad que nos brinda el disponer de una herramienta de publicación como las diversas que tenemos hoy en día no se puede desaprovechar, aunque unas veces por ganas de no entrar en polémica, y otras por pereza, la verdad es que he desnudado pocos pensamientos por aquí.
Pero claro, desde ayer la cosa está que arde. El facebook no deja de mostrar comentarios en contra de la noticia estrella, y los telediarios, y principalmente, los interesantísimos programas de debate en las diversas emisoras de TV (sí, todos ellos que juntos no son capaces de ganar en audiencia al omnipresente Jorge Javier, y así va el país) y lo que no han conseguido activar ni la política separatista catalana, o el aborto, por ejemplo, lo va a hacer la derogación de la doctrina parot.
Ahora todos nos rasgamos las vestiduras. Y con razón. Es inconcebible que en un Estado de Derecho, los mayores criminales de nuestro país (y no sólo los terroristas) se vayan a casa casi de rositas.
Hoy mismo han liberado a una de las mayores terrorista, criminal, inhumana y abyecta persona de las que pueblan España. Se trata de Inés del Río Prada. Pobrecita... llevaba 26 años en la cárcel, y claro, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado al Estado Español a liberarla inmediatamente, porque se ha excedido en la aplicación de las penas a las que fue condenada.
Y aquí enlazo con el título de la entrada. A todos nos ha fastidiado enormemente esta situación, porque a poco que nos solidaricemos con las víctimas de esta malnacida, (nada más y nada menos que VEINTICUATRO) tenemos excusas más que suficientes para declararnos en huelga de lo que se nos ocurra.