Cita del día.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Sustitución de lámparas Halógenas G4 de flexos por LED.

Como ya sabréis aquellos que me sigáis en este pequeño blog, la iluminación LED me atrae, y mucho. Es por ello que, a pesar de aún su precio no lo hace demasiado recomendable, a menos que se trate de lámparas que funcionan durante muchas horas al día, me gusta experimentar e ir cambiando luces de casa y de los coches por esta nueva tecnología.



En esta ocasión, le ha tocado el cambio a dos lámparas tipo Flexo, que provenientes de IKEA hace ya bastantes años, he convertido a LED.

Para ello, he buscado en los catálogos de las tiendas de productos chinos más conocidas. En mi caso, confié en Aliexpress para este cometido, y encargué dos lámparas, que siendo con el mismo casquillo, a priori era diferentes:

La primera:


La segunda:



Una vez en mi poder, la verdad es que no sé cual era cuál. Las dos parecían exactamente iguales... así que, como si tal. Es más, estoy convencido de que son la misma lámpara...

La primera de las lámparas, la que tiene mi hijo el mayor en su cuarto, y que usa para estudiar. El formato original es el que se ve:





Una vez extraído el cristal protector (no olvidemos que estas lámparas halógenas alcanzan una temperatura endiablada) podemos acceder a la bombilla:


La extraemos con cuidado, y la depositamos en la mesa de estudio:


Y ahora la comparamos con las dos lámparas a base de diodos LED que me han llegado:


Como se puede apreciar, el tamaño de las bombillas  LED es bastante mayor, pero, a la hora de incorporarlas a las dos lámparas, no nos encontramos el menor problema:


Una vez insertada en su sitio... toca la prueba del algodón:


Como se puede apreciar, el tono de luz no tiene nada que ver con el amarillo anaranjado anterior. Ahora tiene un tono muy frío, como a mí me gusta.



Una vez recolocado el cristal protector (aunque ahora no haría falta, está mejor así), éste es el aspecto que presenta la misma lámpara, con una bombilla del siglo XXI.


Y poniendo la exposición igual que como si hizo la primera foto... éste es el resultado:



Poniendo ambas imágenes una al lado de otra, podemos ver el incremento de luminosidad con la nueva lámpara:



Ahora le toca el turno a la segunda lámpara. Básicamente es igual, a pesar de que la forma de la luminaria y el cuerpo sean tan diferentes.



Se puede apreciar el tono naranja de la lámpara original...


... y tras extraer el cristal protector, se saca la bombilla G4, y se sustituye por su equivalente en LED, también de mayor tamaño:



Como se puede apreciar, el tono de luz no tiene absolutamente nada que ver...


En resumen, una muy buena compra. Ahora he sustituido dos lámparas que gastaban unos 20 W, por otras que dan la misma luz (o incluso más, según el exposímetro de la cámara réflex) y que según el fabricante, gastan aproximadamente unos 3W (vatios). Y además, una me ha costado 074 €, y la otra 0,83 €. Pero, no sé cuál es cuál... ja ja ja

Y además, se reduce notablemente la posibilidad de que los niños, imprevisibles ellos, se quemen al jugar con sus lámparas de estudio.

Totalmente recomendable. Y además, hemos reutilizado dos lámparas ya caducas por tecnología. ¿que más se puede pedir?

Ah, pues sí, se puede pedir algo más. Y es que compartas este artículo pinchando en los logos de las diferentes redes sociales que verás justo debajo si consideras que es interesante y sería bueno que lo conocieran más personas. En tus manos lo dejo.

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