Cita del día.

miércoles, 16 de marzo de 2016

Instalación de barbacoas en jardín comunitario (2). Las Barbacoas.

Una vez seca la losa cuya construcción ya se describió en la entrada anterior, toca empezar a montar las dos barbacoas ZON adquiridas para la comunidad de vecinos.


La verdad es que el despiece, lo dice todo... seiscientos kilos de hormigón y ladrillo que hay que convertir en dos muebles operativos:


Lo primero es presentar las piezas para marcar los lugares de colocación de ambas barbacoas, que han de estar lo más alineadas posibles para luego poder hacer el mueble central. Me he propuesto hacer de esta barbacoa un mueble único, y en vez de unir ambos puzzles, dejaré un espacio central aprovechable.



Con el listón de madera que semanas atrás empleamos para encofrar la losa, ahora puedo marcar los límites delanteros de ambas barbacoas, para dejarlas perfectamente alineadas:


Una vez marcados los lugares, comenzamos a pegar, con el mismo mortero refractario que hay que usar imperativamente en las zonas de hogares:






Comprobamos la horizontalidad de la primera de las baldas de hormigón...



Y mientras va secando, comenzamos con el arranque de la segunda barbacoa, exactamente igual que hicimos en el primer caso:



Importante dejar el listón como referencia para marcar el lugar que deben ocupar las bases de las barbacoas alineadas entre ellas y con la losa:


Se van cogiendo las juntas, para darle un toque estético y, sobre todo, mayor consistencia al pegado de las piezas:




Habiendo dejado algo de tiempo para que vaya fraguando el mortero de la primera de las barbacoas, vamos con la segunda fila de elementos de la primera barbacoa. Vamos controlando la horizontalidad de todos y cada uno de los elementos cuando se van fijando:


Nuestra obsesión, ir dejando siempre a nivel cada una de las piezas de hormigón. La adición de cemento hace que puedan quedar ligeramente desniveladas en su sentido longitudinal, y luego, puede provocar desajustes que pueden ir creciendo nivel a nivel...


Una vez colocadas las últimas piezas de hormigón de la primera barbacoa, toca poner el fondo del hogar. Esta pieza es ya de ladrillo refractario:


Llegados a este paso, decidimos dejar fraguar un poco el mortero, y volver a la segunda barbacoa, para avanzar con la misma. Preferimos ir montando poco a poco, para dar tiempo a endurecer mínimamente el pegado antes de seguir acumulando peso.



Repitiendo la operación hasta este mismo punto con la segunda barbacoa... podemos ver con el listón, que todo ha ido perfecto, guardando alturas, distancias y colocaciones relativas:





Comenzamos con la zona de hogar de la primera barbacoa. Aquí aumentan las dificultades, al tener que encajar más piezas... y al ser las distancias críticas. Si no se colocan perfectamente paralelas y perpendiculares, y a las distancias correctas, las rejillas no apoyarán correctamente en las llagas entre ladrillos:


Suerte que con las rejillas de ambas barbacoas vamos comprobando que circulan sin dificultad por cada una de las llagas:


Comprobado el movimiento de las rejillas, toca rematar los interiores de la zona de hogar, para evitar entradas de aire, salidas de humos, y darle el mayor refuerzo posible a la unión de las piezas:




Limpiando con un trapo los excesos, para que quede más fino el trabajo...


... al final dejamos el hogar acabado, y operativo:



Rematado el hogar, vamos con la campana. Mortero refractario, y a añadir piezas, cada vez más altas y pesadas:


Instalada la campana... toca recibirla con mortero por todas sus uniones:




... y seguimos subiendo...




Repitiendo el proceso, llegamos a la culminación de la segunda de las barbacoas. Como se puede apreciar, quedan majestuosas una al lado de la otra, y permitirán flexibilizar las celebraciones vecinales en función de asistentes, manjares, etc.



En la próxima entrega, acabaré el mueble con la zona intermedia. Quedará un sitio ideal para las celebraciones de los vecinos, mucho mejor de lo que hemos tenido hasta ahora.

Lo que no puedo dejar de hacer en la entrega actual es agradecer a mi padre el trabajo desinteresado, cualificado e imprescindible que ha realizado y mediante el cual lo visto ha sido posible. Yo sólo no hubiera podido hacer ni la mitad de trabajo, ni con una mínima calidad.


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